Este es un aspecto estrella de esta terapia, el crecimiento personal y espiritual que experimenta el paciente, y por supuesto el terapeuta, al corroborar, al experimentar en primera persona, como si de un actor polifacético de teatro se tratase, la pre-existencia de su alma mientras revive multitud de sus vidas pasadas con un lujo de detalles imposibles de imaginar o de inventar, actuando con roles, sexo, clase social, profesión, circunstancias y épocas históricas diferentes en cada una de las vidas.
Al conocer y revivir diferentes vidas se adquiere un profundo conocimiento del hilo conductor que nos ha llevado y encadenado vida tras vida, despertándose en nosotros la clara y cierta visión de nuestra trayectoria existencial y haciéndose posible romper con cadenas que nos atan procedentes del pasado: adicciones, fobias, relaciones kármicas persecutorias, insatisfacción ante la vida, depresión crónica, dolores no lógicos ni producidos en la vida actual, etc. etc. Y pocas pocas hay más importantes que conocer nuestra trayectoria existencial que traza para nosotros la multitud de existencias vividas y por vivir...
Imagina saber cosas como:
- ¿Quiénes hemos sido anteriormente?
- ¿Dónde hemos vivido?
- ¿Con quién hemos compartido vidas?
- ¿Por qué escogemos ciertas relaciones afectivas en nuestra vida actual?
- ¿Por qué nos resulta tan fácil o difícil tal o cual actividad, relación, aspecto de la personalidad?
- ¿Por qué, cuándo y dónde conocimos antes a nuestra pareja, hijos, padres, amigos...?
- ¿Cuál es la meta o propósitos de nuestra alma para esta vida presente?
Vivimos esclavos del pasado, vivimos muy condicionados por el pasado, en lo bueno y en lo malo, conocerlo nos brinda la opción y oportunidad de mejorar el presente, y por supuesto, labrar con consciencia nuestro futuro.
MIGUEL ÁNGEL DARSHAN
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